El relax y el placer más íntimo y distendido, en una habitación Zen para disfrutar en cuerpo y alma.
La seducción de los sentidos es tan penetrante, los caprichos de la imaginación son tan violentos, que el espíritu se forja un sueño lleno de deleites, transportes y éxtasis o, por lo menos, una novela de sensualidad viva y variada.